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No es país para viejos golpistas

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 El País es un referente. No es un diario perfecto pero sí modélico. Por encima de soportes que idolatraban la obra del Caudillo a través de los principios del Movimiento Nacional. En lugar de ir “Por el Imperio hacia Dios”, como El Alcázar, el rotativo que simboliza los anhelos y principios democráticos va “Por el compromiso hacia el ciudadano”. Directo al lector amante de las libertades, no cabe duda, sin yugos que opriman ni flechas que pinchen las ideas, claro está. Y la noche del 23-F lo puso de manifiesto.

 Esa tarde de 1981 estudiaba Derecho Procesal Laboral. En esa semana tenía los exámenes parciales. Me llamaron por teléfono, me contaron sobre la irrupción de los guardias civiles en el Congreso de los Diputados y que en la Universidad de La Laguna no había nadie. Las clases se suspendieron. Eso te hace pensar, sobre todo por los estudiantes  que militaban en centrales sindicales y se fueron a sus sedes a quemar las fichas de los compañeros. En ese momento pensé lo que podría suceder nuevamente en el país, pero no lo que horas más tarde protagonizaría José Luis Cebrián atrincherado en Madrid entre teletipos, rotativas, tintas  y papel.

 La Capitanía General de Canarias, ubicada en Tenerife, es simbólica. Todo un referente castrense. De ella partieron Valeriano Weyler hacia Cuba a luchar contra los mambises  en 1895 y Franco hacia Gran Canaria y de ahí a África, en 1936,  en su cruzada nacional por Dios y por España contra las hordas rojas. Es lógico que aún queden secuelas del magnicidio y ningún rotativo local, acordándose de la represión en la isla,  se aventurara a ensalzar las virtudes de nuestra frágil democracia y a luchar por ella, al menos desde el papel. Así que sin televisión y con una radio de la que solo se escuchaba música militar, ¿qué íbamos a esperar? En ningún momento caí en la cuenta de que en El País estaban librando su particular contragolpe con fotocomponedoras, tipografías, titulares y, sobre todo, con mucho coraje.

 Cuando Perico Delgado ganó el Tour en 1988, el viejo mesonero segoviano Cándido creó un plato en reconocimiento a su hazaña y lo llamó Criadillas de Perico. Fue lo primero que me vino a la cabeza al leer el comentario de Cebrián  sobre  Pedro Jeta Ramírez . Jeta no lo digo yo, lo dijo Felipe González en un meeting en Santa Cruz de Tenerife.  Esa noche no tenía  personal ni criadillas en la sede de Diario16.  Fue un tandem perfecto para que la pareja de Ágatha Ruiz de la Prada no protagonizara hazaña alguna.  Salió del entuerto manteniendo impolutas sus ideas que, dicho sea de paso, parecen ser del mismo color político que los aborígenes de la película Avatar.

 En la página 361 del libro El Lute. Camina o revienta, Eleuterio Sánchez, perseguido desde su fuga del penal de Puerto de Santa María, cuenta cómo dos guardias civiles, que no le reconocieron, le ayudaron a poner en marcha su coche averiado. Y lo empujaron para que no obstruyera el paso a otros vehículos. Situación que le hizo mucha gracia y a mí también. Creo que a Cebrián además de acompañarle el coraje también le sonrió la buena suerte, hay que admitirlo. Que los militares no llegaran al diario por problemas con los walkie–talkies, se quedaran sin gasolina y se retrasaran buscando una estación de servicio es propio de una película de Berlanga con guión de Gila. Todos los ingredientes e infortunios juntos para provocar un golpe de estado, digamos que  en Lepe, por ejemplo, el 28 de diciembre de ese mismo año.

 La noche se hizo muy lenta, con ansias de saber lo que sucedía. En qué iba a parar todo esto. No solo era el paso que dio una parte muy rancia del ejército, sino el apoyo civil de una derecha aún más extrema. Un colectivo dispuesto a llevar a cabo el mismo trabajo sucio que hizo durante la Guerra Civil. La aparición del Rey tranquilizó a la población. Era una garantía.  Y, mientras eso sucedía, El País estuvo informando, edición tras edición, de cómo se iba desenvolviendo la situación.  Por la mañana las primeras informaciones que daba Televisión Española relajaban. Eran las clásicas imágenes que todos conocemos de los guardias civiles saltando a la calle por una ventana. Era el epílogo de una gesta muy insensata. Se combinaban con planos de ciudadanos muy concentrados en la lectura del periódico. En solitario y en grupo, nutriéndose al máximo de los contenidos que El País pudo ir desgranando a lo largo de toda la noche. Es lógico, por tanto, que el socialista Javier Solana, al leer una de las ediciones, pensara que el golpe no triunfó, porque si el diario insigne de las libertades pudo imprimir es que algo falló en el engranaje golpista. Me llama la atención el silencio de la Iglesia, o de parte de ella, que también cita Cebrián. Al menos el cardenal Tarancón en su momento dio la cara por determinadas libertades y así le fue: “¡Tarancón al paredón!”, le increpaban los nostálgicos de la dictadura.

Como si fuera el título de la película de José Luis Cuerda el 24 de febrero amanece, que no es poco. Y con el nuevo día comienza el culebrón del general Armada y el gobierno provisional que, hasta el día de hoy, no ha sido aclarado del todo. Esta “charlotada” , calificativo empleado por Cebrián para el fallido golpe, me trae recuerdos de los comentarios de un periodista sueco al asegurar que  el Congreso de los Diputados había sido asaltado por un torero, al confundir el tricornio del teniente coronel Tejero con la montera de un matador. “¡Manda carallo, qué carallo manda qué!”, como diría Anton Reixa el solista de Os resentidos.

 La labor que llevó a cabo este diario por encima del miedo fue encomiable.  Si los viejos golpistas hubieran creado una junta militar, la iniciativa de Cebrián la hubiesen pagado muy caro tanto los trabajadores del diario como la nación entera. Por otro lado la anécdota que guardo es la de un amigo policía nacional  de servicio esa noche en Madrid. Lo vi en televisión escoltando a los guardias civiles tras salir  por la ventana. Me llamó y me tranquilizó con la situación. Lo sorprendente es que mucha de la información que manejaba no venía de sus mandos, la había leído esa misma mañana en El País

Webgrafía:

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/jornada/particular/elpepusocdmg/20110220elpdmgrep_3/Tes

 http://elpais.com/diario/1988/07/23/deportes/585612002_850215.html

http://elpais.com/diario/2011/12/29/radiotv/1325113203_850215.html

http://www.youtube.com/watch?v=8sLTikRnURc

http://www.youtube.com/watch?v=yb6PiUKRtBY

http://www.radiocable.com/torero-23f-suecia245.html

Origen de la magen:

http://elpais.com/elpais/2011/02/22/actualidad/1298366239_850215.html

Bibliografía:

Eleuterio Sánchez. El Lute. Camina o revienta.  Almuzara 2004.  ISBN 84–933901–1-9

Inmigrante digital en patera analógica

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Soy un inmigrante digital. Creo que de los pocos que iniciaron un viaje a finales de los años 60 con el televisor en blanco y negro y una única cadena, la 1ª. A diferencia de la Península, la 2ª se implantó en Canarias en 1982, coincidiendo con los mundiales de Naranjito. La información que recibíamos por entonces era unilateral.

 Creo, por lo tanto, que puedo hablar con conocimiento de causa de teléfonos “fijos”, las famosas góndolas de la compañía telefónica, que se hicieron tan populares en las españoladas cinematógráficas de Alfredo Landa y Gracita Morales.  Aquellas en las que tenías que introducir el dedo en el número correspondiente y hacer girar un disco hasta que oyeras el tono, y que solo servían para hablar. ¡Qué desperdicio, solo hablar! Las películas de 007 con Sean Connery, premonitoriamente y con más ficción que ciencia, nos hicieron creer que su zapato podría convertirse en un teléfono que iba con él a todas partes. Solo Mortadelo y Filemón lograron superarlo en la “TIA” con las viñetas de F. Ibáñez. El tiempo convertiría al teléfono móvil en una herramienta imprescindible no solo para hablar, también para captar  sucesos y divulgar noticias.

 Las Hojas del lunes, los periódicos matutinos y los vespertinos convivían apaciblemente recopilando noticias a través de sus teletipos en una sociedad solo alterada por las carreras de los estudiantes delante de los grises. Información que, por cierto, cuando perjudicaba al régimen nunca aparecía en los medios. Se esfumaba por completo.  Radio Nacional de España y la Cadena Azul de Radiodifusión eran las emisoras oficiales cuyo modelo radiofónico permaneció invariable hasta la Transición. Yo transmito y usted escucha, le guste o no es lo que hay. También información unilateral pura y dura por parte de un colectivo anclado en convencionalismos informativos con muchas limitaciones legales.

 Me explico. Inicié un viaje en patera analógica hasta que la realidad, poco a poco, y principalmente a partir de los años 90, me enseñó que lo digital era lo que se imponía. Que el término offline iba a ceder terreno a lo online a pasos agigantados. Y, que, como inmigrante, me veo inmerso en una sociedad que me obliga a la fuerza a aceptar lo que me impone, bajo riesgo de quedarme obsoleto y verme deportado al país de la indiferencia, para quedar relegado como analfabeto tecnológico. Y los medios tradicionales reflexionaron de la misma forma. La cuestión era evolucionar y adaptarse a la nueva realidad o cerrar. Y muchos cerraron.

Recuerdo el primer anuncio de un teléfono móvil en una revista. Era el de una cabina telefónica con ruedas a gran velocidad por una autopista. Vendía el equipo para instalarlo en el coche. Todo un prodigio. Aparecieron rápidamente mejoras en el televisor que, por cierto, ya era en color desde hacía años. Incorporando muy pronto un menú y teletexto con amplios contenidos. Una gran novedad informativa, desde luego. Los telediarios en cambio seguían siendo convencionales y amorfos. Después todo se precipitó rápidamente. Los equipos informáticos de IBM eran toda una novedad para agilizar el trabajo en las oficinas y en las redacciones. El almacén pasó de ser un cuarto lleno de archivadores de cartón de la marca UNI, a un espacio ficticio y efímero en el corazón de una máquina a la que llamaron disco duro. Los diskettes empezaron a arrinconar a los folios y, como si de la película Terminator se tratara, las máquinas comenzaron a cambiar nuestras vidas. Y la producción de la información también cambió.

 El salto a Internet supuso la jubilación anticipada de la famosa enciclopedia Espasa Calpe, ya no era necesaria. El acceso a infinidad de información en segundos no lo podía igualar ningún tomo impreso. Lo curioso es que estos cambios eran paralelos a las innovaciones que las marcas de teléfonos móviles estaban llevando a cabo y esto influyó positivamente en la forma de generar la información. La reducción de tamaño era paralela a la oferta tecnológica que ofrecían, hasta el punto de convertirlos en pequeños ordenadores, auténticos utensilios de trabajo, de los que no te puedes desprender, porque con  ellos accedes absolutamente a todo a través de internet.

 La realidad es que hoy hemos pasado de la unilateralidad en la información a la interactividad y la inmediatez. La prensa tradicional convive con la digital y da la oportunidad de interactuar con el lector a través de contenidos sin limitaciones temáticas y de espacio. Este opina y critica. Gran cambio, afortunadamente. La televisión está muy cerca del espectador. Los sms y las intervenciones de los espectadores en sus web o a través de Twitter y Facebook cada vez son más habituales en su programación,  para conocer la opinión de la audiencia. Surgen las televisiones locales, más focalizadas en su entorno y en los contenidos. La radio se individualiza, se hace digital, proliferan por la red y se especializan. Hay muchas y con una gran diversidad en su programación, todo lo contrario de lo que sucedía en el pasado.

Los teléfonos móviles de última generación, verdaderas oficinas portátiles, son instrumentos de trabajo que fomentan el fotoperiodismo. Cada usuario es un periodista en potencia que puede generar una noticia bien a través de fotos o vídeos y darla a conocer solo en segundos al resto del mundo. La prueba reciente la tenemos en Cataluña con la desproporcionada intervención de los mossos de escuadra que fueron filmados mientras propinaban una paliza a un detenido. Hoy la noticia parte de un emisor pero ya no tiene un receptor pasivo sino muy activo. El anuncio de suprimir las becas de los Erasmus por parte del ministro Wert trajo consigo una ola de viralidad en las redes que detuvo el proyecto. La decisión originó una reacción que, a su vez,  convirtió en noticia la indignación de los estudiantes. Hoy la innovación y la tecnología constituyen un tandem indisoluble para concebir nuevas formas de generar noticias. Un reto más.

 Fuentes:

http://www.elmundo.es/espana/2013/11/05/5279273f684341a05b8b4574.

htmlhttp://www.elplural.com/2013/11/04/ocho-mossos-imputados-por-la-paliza-al-empresario-gay-muerto-en-barcelona/

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/01/06/actualidad/1357481716_414577.html

http://www.youtube.com/watch?v=S6md9W99Vmw

Origen de la imagen:

http://www.granma.cubaweb.cu/2013/05/31/nacional/analogico-al-digital.jpg

 Autor: eneko