Si eres profesional del diseño gráfico, seguro que entiendes este titular. Basta que tengas que ajustar al mínimo un interlineado para que alguna tilde “tropiece” con una letra y te impida mantener la distancia mínima que deseas. Y luego haces malabarismos para que todo se integre de la mejor forma posible.
A Herb Lubalin, el maestro de la tipografía, esto no le hubiese supuesto ningún problema. Hacía verdaderas piruetas para obtener excelentes combinaciones. Pero la realidad es otra, el problema es más frecuente de lo que parece. La lucha entre ortografía y gráfica se mantiene, no es nada nuevo. No puedes contradecir la norma, por lo que tienes que buscar soluciones alternativas.
Una de las tildes más famosas por su ausencia fue la del periódico EL PAÍS. Su cabecera apareció durante mucho tiempo sin ese grafismo sobre la “I”. La defensora del lector recibió muchas quejas acerca de esa falta de ortografía que no podía cometer el diario modélico. La controversia derivó en el director de arte del periódico quien a su vez expuso sus argumentos. Y no fue un problema de estética –yo pensaba que sí– sino técnico. Las fotocomponedoras del diario procedían de Estados Unidos y no disponían de tildes para ninguna mayúscula. Finalmente un triangulito reposa donde debe resolviendo el problema por un lado, y generando controversia por otro.
Viendo el divertido spot de la RAE, “Limpia, fija y da esplendor”, creado por la Academia de la Publicidad para conmemorar los 300 años de su fundación, el acercamiento del sector publicitario cada vez es mayor. Y la conciencia también. Se trata de hacer las cosas bien, aprender de los errores y avanzar mas. Más, adverbio de cantidad, con tilde.