Las fotos que he visto de Alberto García Alix me parecen sutilmente ásperas, exquisitamente grotescas y encantadoramente sórdidas. Rostros, cuerpos y gestos provocadoramente atractivos. Un bello escupitajo visual que te hace pensar acerca de lo que cada personaje encierra, retiene o te lanza para que tus sentidos se sientan vivos, y reaccionen con una profunda mirada no solo a su interior, también al tuyo. A un interior lascivo, provocador o melancólicamente cercano a tu particular forma de ver y de sentir lo que te rodea.
Sus imágenes gozan de una particular atmósfera, la que le impregnan los personajes. Las fotos te gustan o no, no admiten término medio. Y a mí me encantan. Son horriblemente expresionistas en mi fondo y en mi particular forma. Carecen de la guanajada* típica de otras imágenes más comerciales, arropadas por los retoques. Imágenes que no son nada sin los programas de la manzana más comercial del paraíso informático. Y la mordemos porque nos seduce. Hoy no me apetece fruta, prefiero un plato caliente que me haga sentir. Y sus fotos lo logran.
En Internet hay múltiples ejemplos de su obra, solo hay que entrar y ver. ¿Ver? Me quedo con el misticismo de San Juan de la Cruz: “No hemos venido para ver. Hemos venido para no ver”. Por eso, no quiero ver un brazo ni enigmáticos anillos, ni zapatos gastados. Prefiero no ver al personaje, imaginarme los caminos que recorrió, la incertidumbre que le envolvió, los amores que dejó atrás. Su incierta búsqueda. Lo que hará cuando se detenga. Si también agoniza con su particular lucha interior…
Camina o revienta con tus zapatos ahora y siempre, personaje desconocido. Vive los kilómetros de felicidad que te quedan por sentir minuto a minuto. Te prefiero así, sin verte, imaginándome cómo son tus emociones, cómo es tu espíritu.
Camina o revienta es el título de un libro. La vida de un ladrón que robó una gallina para comer y la sociedad le empujó a vivir al margen de su sacrosanta pulcritud. Quizá sea el de la foto y aún no lo he descubierto. Tiene la valentía de seguir su particular itinerario sin detenerse, en la dirección opuesta al camino elegido por los demás. Y eso también me encanta.
(*) Canarismo: tontería, necedad
Origen de la imagen: http://theworldofphotographers.wordpress.com/2012/08/03/alberto-garcia-alix-photographer/alberto-garcia-alix-59/
Autor: Alberto García Alix