Hay un perfil de diseñador gráfico con el que me he encontrado en más de una ocasión, muy comprometido con el lenguaje digital pero carente de toda base teórica acerca de áreas esenciales. Sin conocimientos de tipografías , composición y psicología del color, por citar tres materias imprescindibles que todo profesional debe dominar. No es cuestión de inexperiencia, sino de exigencia. Y voy a explicar por qué. Comienzo por lo cercano, la teoría del color. El dominio no radica solo en el conocimiento y diferenciación de primarios, secundarios y terciarios. O saber aprovechar los colores luz y los colores pigmento. El reto es saber interpretar si el proyecto que estás ejecutando en un momento concreto requiere la elección de algunos determinados y no de otros. Aquellos que responden a unas connotaciones concretas, que redundarán positivamente en la vida de la marca o el producto que representan. Connotaciones a través de las cuales el mensaje visual proyectado por el diseño saldrá reforzado por esa particular elección.
El otro aspecto descuidado es el de las “letras”. El gran desconocimiento que existe en torno al conocimiento de las tipografías. Una Helvética y una Times son completamente distintas, como lo son sus aplicaciones en trabajos que requieren la elección de una u otra. A nivel de redacción un copy tiene que darle contenido creativo e informativo a un titular. A nivel gráfico, un diseñador tiene que dotarlo de personalidad con la tipografía acertada, no vale cualquiera. Un cliente de seguros que estrenaba su marca me llegó a decir : “Yo creía que todas las letras eran iguales, ahora veo que no”. Pues algunos diseñadores parece que también lo creen así. Eligen sin criterio alguno, sin tener en cuenta las cualidades que proyectan cada una de ellas. Hay rasgos muy visibles que las diferencian. Si se utilizan desacertadamente el resultado es pésimo. Los antiguos catálogos de letras transferibles Letraset eran auténticos manuales didácticos. Las tipografías venían clasificadas por familias y por las particulares características de su diseño. De un vistazo sabías cuál era la idónea para ejecutar un trabajo concreto.
Los diseñadores con baja formación dependen absolutamente del Mac, como si de una varita mágica se tratara. Los programas solo son instrumentos. Dominarlos no te convierte en un diseñador. Puedo entender que si no hay conocimientos de dibujo o de fotografía, no estás familiarizado con la composición y la ordenación de los diferentes elementos que intervienen en la ejecución de cualquier pieza, bien sea una marca o una página de prensa. El Mac es una excelente herramienta, el complemento del cerebro de quien lo usa. Si no tienes criterio de nada te sirve este excepcional ordenador. Un buen método para aprender a componer es ver qué hacen los demás. Elegir piezas de revistas, carteles o anuncios de prensa, que por alguna razón llamen la atención, y estudiar los elementos que intervienen. Analizar su recorrido visual. Qué transmite la tipografía. Por qué han elegido una y no otra. Cuál es el lenguaje de la fotografía. Es decir, exigirte y aprender permanentemente para dar soluciones y depender menos de un jefe de estudio, para el cual el tiempo corre deprisa y tiene que repartirse permanentemente con el resto de miembros del equipo.