Regreso al futuro pluscuamperfecto

 

A raíz de la aparición del conjunto de normas que regulan la ortografía en la nueva edición de la Real Academia Española, vigente desde 2010, y teniendo en cuenta todos los cambios que se han originado, he regresado  a la Ortografía básica y a la nueva Gramática básica de la lengua española; al Diccionario panhispánico de dudas, y a todos aquellos artículos que explican y documentan los cambios originados. Y aún así sigo teniendo muchas dudas. En el día a día, como no todo el mundo tiene  que estar al corriente de las novedades  se originan  controversias entre anunciantes y redactores. En una ocasión ante una incorrección grave que advertimos  en un texto y después de consultarlo con un filólogo para salir de dudas, el cliente nos respondió: “Aunque la corrección venga del mismísimo Gómez Torrego, el texto se queda como está”. Así que muchas veces no hay nada que hacer. Y te das cuenta de que hay muchos batatos *, unas veces dentro  y otras fuera de la agencia de publicidad.

Y siguiendo con la nueva ortografía, algunos cambios afectan al adverbio “solo”, que llevaba tilde cuando equivalía a “solamente”. Ahora no es obligatorio ponerla en ningún caso. La “o” también llevaba tilde cuando iba entre números, precisamente para que no se confundiera con un cero. Ahora tampoco hay que incorporarla. Y ojeando estos cambios aproveché para darle un repaso a los tiempos de los verbos,  para tener claras las voces activa y pasiva, que tan importantes son para mantener el ritmo y el dinamismo a la hora de escribir frases largas o cortas. Y he pasado del presente de indicativo al futuro pluscuamperfecto, más rápido que Marty McFly con su delorean  en  Regreso al futuro.

Y además, sin proponérmelo, he sido testigo de otra “ortografía verbal” inapropiada que de vez en cuando se cuela en televisión.  Voy a incidir en algunos errores que  he comprobado personalmente, que más bien parecen sacados de El dardo en la palabra, de Fernando Lázaro Carreter. Pero no, porque  he sido testigo mientras veía los telediarios. Por ejemplo, en el Día de las Fuerzas Armadas el periodista que retransmitía el desfile dijo: “ Y ahora sobrevuelan los aviones que aterrizan en el agua”. ¿Aterrizan o amerizan? Creo que es obvio conocer la respuesta correcta, y lo dijo con total seguridad porque no rectificó. Otra, también en un telediario: “El cadáver será trasladado desde la sede del velatorio al cementerio”. Si trasladas el cuerpo solo, es decir, el cadáver, creo que tiene razón, pero lo correcto era decir el féretro ya que el cuerpo estaba en el interior de un ataúd.  Y el más reciente, también en otro importante telediario, la presentadora dijo: “El caso Bretón da un giro de 360º” Y yo me pregunto: ¿360º o 180º? Si das un giro de 360º vuelves al lugar de origen, luego estás en el mismo punto de antes, ¿o no? Y las muletillas tan odiadas por los profesores de periodismo. Como el del corresponsal que retransmitía durante una corta aparición y repitió tres veces: “A renglón seguido”, como transición de un comentario a otro para enlazar las declaraciones de un político. Una reiteración desproporcionada para una mínima intervención.

En una rueda de prensa el ministro del interior hizo referencia a la metedura de pata de la antropóloga del Cuerpo Nacional de Policía en el caso Bretón, al confundir los huesos humanos con los de animales. Fue muy contundente al decir : “Hasta el mejor escribano comete un borrón”. Y yo añado de mi cosecha: “Hasta el mejor periodista se despista”, si es que a la falta de conocimientos se puede considerar despiste. Porque no es lo mismo que un estudiante de secundaria o un universitario cometan estos errores, que lo haga un profesional consolidado con años de experiencia. Y por último recurro a un clásico que Lázaro Carreter también dejó muy claro en una de sus obras. Muchos profesionales lo siguen utilizando y, además, me viene muy bien para finalizar. Es el mal dicho “punto y final” cuando lo correcto es “punto final.”

(*) Personas que no saben nada de nada, según el Diccionario ejemplificado de canarismos del Instituto de Estudios Canarios.

Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=ff4DF2L2OFY

2 responses to this post.

  1. “El contenido es el rey” es un término ampliamente conocido en el marketing, que deja en evidencia la importancia del contenido a la hora de informar y ser informado. Por lo tanto, todos estaremos de acuerdo en que hay que cuidarlo al máximo. Sin embargo, son demasiadas las ocasiones en las que nos encontramos con textos realmente descuidados, olvidándonos de lo más esencial: las palabras. No estamos hablando de erratas, que todos cometemos, sino de faltas de ortografía, gramaticales, sintácticas y de conjugación… y eso es mucho más grave.
    A menudo lo achacamos a las prisas… esas ganas de “ser los primeros en publicarlo” o “compartirlo” y en mi opinión, no podemos ni debemos aceptarlo como justificación. Yo diría que el problema está en la base, en la formación; pero existe también, otro problema de exigencia individual, porque cuidar contenido exige esfuerzo, compromiso y constancia y algunos prefieren sacrificarlo en beneficio de la producción; “cuanto más produzcamos en menos tiempo, mejor”. Al final todos acabamos perjudicados.
    “El poder de las palabras radica en quien sabe usarlas”

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    • Gracias por tu comentario, Maine. Es cierto lo que dices en torno al cuidado de los contenidos. Es la esencia, la razón de ser de la información. Esas ganas de ser los primeros de la que hablas, parece que la RAE es consciente de ello, porque tolera´y es benevolente con la particular forma de escribir desde un móvil, por ejemplo.Pero no así cuando envías un e-mail. Igualmente la nueva normativa también aclara dudas con respecto a la publicidad, la ortogradfía, la ausencia de alguna que otra tilde y su particular forma de llamar la atención a través de la comunicación comercial.

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