De las caricaturas siempre me ha llamado la atención su contenido informativo. De hecho han constituido una herramienta provocadora muy importante para complementar las noticias. En ciertos casos algunas han sido casi declaraciones de guerra. Desde el punto de vista de la comunicación social pesa más el valor periodístico que la sátira, a pesar de su imprescindible componente artístico sin el cual no sería lo que es.
Por eso más allá de la crítica de la época de la que fue objeto el naturalista Charles Darwin, considero que la ilustración de este post es todo un homenaje a su trabajo sobre la evolución de las especies de seres vivos que tuvieron como origen a un mismo antepasado. El cuerpo de simio no supone ningún agravio, al contrario, es todo un reconocimiento al eminente investigador.
En cambio con el “mono de bosque tropical”, insulto con el cual la Comisión Nacional de Defensa de Corea del Norte ha calificado al presidente de los Estados Unidos, entramos en una vorágine que recuerda más a los comentarios de patios de colegio de la infancia que a una nota de prensa oficial que tiene como origen a un alto estamento ejecutivo. Porque a esos niveles lo mínimo que esperamos es seriedad y rigor.
Antes del inicio de la Guerra de las Malvinas, recuerdo cómo una revista argentina trataba de malvada en su portada a Margaret Tatcher, vampirizada con diabólicos colmillos. No sé que pensaría Bram Stoker, si en la particular sociedad victoriana donde gestó a Drácula hubiese incluido a la La Dama de Hierro, calificativo con el que se conocía a la primera ministra del Reino Unido por su temperamento y dureza, como novia del protagonista de su novela.
La cuestión es que no es la primera vez que la xenofobia sale del terreno de juego de los estadios para beneficiar a sectores políticos muy concretos. A la ministra negra de Justicia francesa Christiane Taubira también se la tachó de “mono” en la portada del semanario Minuto. Y parece que son los conservadores galos quienes se benefician de que estos actos racistas proliferen. Están sembrando para recoger.
“El mono de bosque tropical” es más que un titular de prensa. Más que un reclamo publicitario. Entramos, propiciado por alguien o no, en una particular y sutil forma de ir más allá de las acciones promocionales convencionales para difundir un mensaje de forma global rápida y eficazmente. Lo que antes hubiese supuesto una enorme inversión en medios y soportes, ahora, con un calificativo fuera de tono se ha generado todo el interés mediático para despertar la curiosidad por una película, con un prescriptor excepcional: Barack Obama.
Acostumbrémonos, por lo tanto, a no hablar solo de publicidad, ni siquiera de marketing. Hay que empezar a entender todos los procesos de emisión y recepción informativos como vehículos de comunicación, principalmente si estos no responden a los métodos tradicionales de gestión y producción. Y ese carácter inédito será el que imprimirá notoriedad y persuasión a los mensajes. Porque la gran beneficiada en este particular conflicto entre líderes políticos es Sony Pictures y su intrigante film The Interview, donde la CIA está detrás del intento de asesinato del líder norcoreano Kim Jon Un. Así es. Entre todos nos van a atorrollar* pero venderán entradas como nunca.
(*) Confundir o turbar a alguien, según el diccionario ejemplificado de canarismos. ( 2009) Instituto de Estudios Canarios.
Fuentes:
Imagen: http://tectonicablog.com/?p=19922